Queridos Paco y Antonina,
En medio del rugir de los coches, entre el ir y venir apresurado del Taller, vuestro regalo ha sido un instante de pura delicadeza. «Solo ella», con su perfume ha flotado en el aire como un susurro de ternura, como una caricia invisible que envuelve el alma.
Gracias por este gesto tan hermoso, por recordarme que, siempre hay espacio para la belleza, para la emoción sincera y para la esencia de lo verdadero.
Con todo mi cariño y gratitud. Me ha hecho una ilusión increible