La época estival, pese a ser la que más propicia el uso de la moto, es también la más agresiva ambientalmente y la que exige mayores cuidados

1. El salitre, el enemigo mortal

El salitre del mar es probablemente el peor enemigo de una moto. Corrosivo hasta lo inimaginable, destroza metal y plástico por igual y el precio que pagas por aparcar cerca de la playa es siempre muy caro. Evidentemente, esto no quiere decir que no se pueda ir en moto cerca del mar, pero siempre procurando mantenerla alejada de los ambientes cargados de salitre, aunque eso obligue a caminar un poco más hasta la playa o llevar siempre una funda para la moto.

Lo de rodar por la orilla del mar con la moto (aparte de que está prohibido) puede ser muy bonito en las fotos publicitarias pero en la práctica equivale a introducir la moto en  ácido 

2. Lavar la moto frecuentemente con agua fría

Lógicamente, y a tenor de lo anterior, una de las mejores maneras de proteger nuestra moto de los efectos corrosivos del salitre es lavarla inmediatamente después con agua fría a discreción. Una buena sesión de manguera con agua fría es también perfecta para refrescar los plásticos. Si nuestra moto va a circular durante la época estival mayoritariamente por ambientes marinos, hay que entender estas sesiones de manguera como una obligación al acabar cada jornada.

3. Evitar las zonas expuestas al sol

No hace falta ser ingeniero para entender que dejar una moto expuesta horas y horas bajo el sol abrasador del verano no es buena idea. Los plásticos se reblandecen, los calcos decorativos se decoloran y las gomas blandas literalmente se cuartean y rompen. El efecto puede ser todavía más demoledor si lo combinamos con dejar la moto expuesta también durante la noche a un ambiente frío. El contraste térmico lo destroza todo. Se trata de buscar siempre un lugar con sombra y temperatura estable para aparcar nuestra montura. Mejor siempre a cubierto.

4. Revisar a menudo los filtros

A los pobres filtros les ha tocado la ingrata tarea de quedarse con el polvo y la suciedad que flota en el aire -o en el aceite lubricante- para evitar que lleguen al motor y obviamente en verano tanto el polvo como la suciedad aumentan en comparación con el uso diario en invierno, bien sea por la arena de la playa o simplemente porque se ruedan muchos más kilómetros. Urge, por tanto, mantener los filtros al día y conservarlos especialmente en buen estado, (Pregunte nuestras ofertas de verano en Miguel  Marín Juliá SL  al teléfono 968 761 627) 

5. Revisar las maletas y el equipaje

Nunca deben olvidar que las vibraciones mantenidas durante centenares de kilómetros acaban haciéndose notar en los anclajes de las moto-maletas y en la estabilidad del equipaje. Hay que comprobar unos y otros en cada parada si es posible y siempre al finalizar la jornada. Y recordar igualmente que tanto las maletas como el equipaje están también expuestos al calor y necesitan refresco.

6. Guantes, pantalones y chaqueta

Ciertamente apetece muy poco vestirse con ropa técnica motociclista cuando fuera caen picos de fuego y lo que pide el cuerpo es bañador y un casco ligero, pero hay que hacerlo, sobre todo si se va a salir a la carretera aunque sean pocos kilómetros. La posibilidad de una caída siempre existe y los efectos del asfalto rugoso y calentado sobre la piel desnuda son devastadores. Hoy en día existe ropa técnica de verano muy bien ventilada que permite que el aire circule manteniendo un alto nivel de protección.

7. Líquidos a nivel… en la moto y en el motociclista

La prolongada exposición al calor ambiental afecta a la densidad de los líquidos de la moto. Recuperamos el consejo básico de mantener nuestra máquina a la sombra y si es posible a cubierto pero ello no quita que debamos revisar cada día el nivel y estado de los fluidos de freno, embrague, lubricación y refrigeración. Y ya puestos también la de la parte humana como una cervecica sin alcohol, que permita hidratarse mientras se está en ruta.

Cuídese amigo conductor, nos vemos a la vuelta en Miguel Marín Juliá SL Cieza